Robo de arte: un negocio ilegal que mueve millones en el país y en el mundo

Diario La Nación (22-06-2015)

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Autora> Sol Amaya

Hay bandas especializadas en este tipo de delito, pero también hay muchos robos “al voleo”; algunos de los casos más conocidos en la Argentina; cómo proteger las obras

A simple vista, parecen turistas. Se los ve recorrer el museo observando las vitrinas que exponen objetos de valor histórico. Los mismos dos hombres aparecen en las imágenes de las cámaras de seguridad de otros centros de exposición. Pero lo que simulaba ser curiosidad inocente no era otra cosa que una estrategia previa a una serie de “golpes maestros”. Con el tiempo se descubriría que estas personas no eran sólo admiradores de museos sino miembros de una banda dedicada a un tipo de delito muy particular: el robo de arte y patrimonio cultural.

La banda estaba formada por varios miembros de una familia de apellido Baldo y algunos cómplices. Si bien sólo se les pudo probar su participación en seis robos entre 2007 y 2008, se cree que sustrajeron valiosos objetos de al menos otros seis lugares. Gran parte del botín que se robaron nunca apareció. Entre otras cosas, no se halló el reloj de Manuel Belgrano que se llevaron del Museo Histórico Nacional.

La familia Baldo no fue la única que se especializó en este tipo de delito en la Argentina. Uno de los antecedentes más conocidos es el robo al Museo Nacional de Bellas artes, que ocurrió en 1980. En esa ocasión, los ladrones se llevaron uno 16 cuadros y varias esculturas y jarrones de gran valor.

“El mercado ilegal del robo de arte y patrimonio cultural mueve muchísimo dinero y se lo considera el más importante después del negocio de las armas y las drogas a nivel mundial”, cuenta a LA NACION Marcelo El Haibe, director de la división Protección del Patrimonio Cultural, que depende de Interpol Argentina. “Es un delito que funciona con redes clandestinas y en el que muchas veces se logra reingresar lo ilegal al mercado legal”, sostiene.

Según informó el Ministerio de Seguridad de la Nación, la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), que nuclea a 190 países, calificó a la división de Patrimonio Cultural argentina como una de las tres mejores del mundo por su capacidad de respuesta.

La Argentina es un gran centro de atención para este delito. Funciona como plataforma para contrabandear obras y elementos valiosos al exterior

“La Argentina es un gran centro de atención para este delito. Funciona como plataforma para contrabandear obras y elementos valiosos al exterior”, explica El Haibe.

Hay dos tipos de ladrones de arte: el “descuidista” y el profesional. “Al inexperto es más fácil atraparlo, porque como desconoce el valor de lo que se lleva, se deshace de eso inmediatamente, casi siempre vendiendo la obra en algún local de San Telmo”, detalla El Haibe.

En cambio, el ladrón profesional tiene contactos y plena consciencia de lo valioso que es lo que se roba. En general se toma su tiempo e intenta reingresar lo robado al circuito legal. “En el caso de los Baldo creemos que fueron estudiando el tema. Para robar en el Museo del Banco Nación – de donde se llevaron monedas valuadas en 750 mil dólares- se habían comprado un libro de numismática antes de dar el golpe”.

Parte de este botín fue recuperado en una requisa en la cárcel: la hija de uno de los Baldo le llevó a su padre unas zapatillas, y en un doble fondo los guardias del penal encontraron ocultas dos piezas valuadas en 190 mil dólares.

Objetos con “pedido de captura”

La División de Patrimonio Cultural elabora una lista de objetos robados que se puede consultar en la página de Interpol. “Es como una especie de ‘pedido de captura’ de obras y piezas arqueológicas y paleontológicas que fueron denunciadas como robadas”, dice El Haibe.

En ese listado figuran esculturas, cuadros, medallas, relojes, imágenes religiosas, libros y otros elementos valiosos.

Además, regularmente chequean subastas de otros países. Así lograron recuperar gran parte de las obras del historietista Alberto Breccia, que habían desaparecido en 2005 luego de que quebrara la empresa aseguradora que los tenía bajo resguardo.

“Muchas obras de mi papá fueron halladas en Austria, Bélgica, EE.UU., España. En Italia vendían 10 dibujos a 100 mil euros”, cuenta Cristina, hija de Breccia.

No sólo las obras de valor artístico son blanco de robo. También lo son restos arqueológicos y paleontológicos. Todo esto está protegido por la ley de Patrimonio 25.743, sancionada en 2003. La normativa establece que estas piezas descubiertas en suelo argentino están bajo tutela del Estado.

En 2006, Interpol recuperó en una feria de Tucson, EE.UU., cuatro toneladas de fósiles que habían sido contrabandeadas desde la Argentina. Entre estas piezas, había un huevo de dinosaurio de unos 10 kilos, valuado en 10.000 dólares.

También se denunció el caso de un científico alemán que se llevó piezas arqueológicas de un yacimiento de Santa Cruz y luego publicó un libro sobre este material. Las había sacado del país con una declaración falsa.

El mes pasado, Gendarmería Nacional secuestró una carga de 215 piezas de meteoritos con un peso total de 1500 kilos en un operativo realizado en la provincia de Chaco.

“Los bienes culturales generalmente son robados en países periféricos y los trasladan a países centrales. Depende de a dónde lleguen, está la posibilidad de recuperarlos o no, porque no todos los países devuelven el patrimonio”, explica El Haibe.

Investigadores especialistas

Para perseguir este tipo de delito se necesita personal especializado. “En Interpol formamos a policías y funcionarios. Se hacen cursos sobre tráfico de bienes culturales, que los dictan peritos y especialistas. Se les enseña a identificar objetos de valor cultural y artístico”, dice El Haibe.

Cuando se recupera una obra, Interpol trabaja con peritos artísticos para establecer su autenticidad y valor.

“Determinar si una obra es falsa o no depende de un trabajo interdisciplinario que consiste en consultas a conservadores y restauradores de obras de arte, y especialistas químicos y técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial”, explica Gustavo Perino, licenciado en Peritaje y Valuación de Obras de Arte.

 Para determinar la autenticidad y el valor de una obra se requieren análisis de peritos especialistas Para determinar la autenticidad y el valor de una obra se requieren análisis de peritos especialistas Crédito: Gentileza Gustavo Perino

“Estos procedimientos técnicos permiten definir si una obra de arte es verdadera o apócrifa, como también su estado de conservación general y su valor”, detalla.

Con esta clase de análisis lograron detectar a una banda que falsificaba obras del pintor argentino Xul Solar. Lo que hacían era imitar el estilo y vender los cuadros en Internet como si fueran inéditos. Hasta habían falsificado la etiqueta de la galería que vendía estas obras en los años 50.

La persona que vendía estos cuadros fue detenida, pero aún no lograron hallar al artista que hacía las falsificaciones.

Cómo proteger las obras

En Interpol recomiendan a los propietarios de objetos de arte llevar a cabo un inventario en el que se especifiquen todos los detalles y medidas de la obra. Lo ideal es que el inventario cuente con fotos.

“En el caso de las obras de mi padre pudimos recuperar muchas gracias al inventario”, dice Cristina Breccia.

Otra sugerencia es que a la hora de comprar una obra se consulte la base de Interpol para ver si no es robada. “También es importante que hablen con especialistas y que conozcan los antecedentes del vendedor”, dice El Haibe.

Para sacar una obra de arte del país se requiere una autorización de la Dirección Nacional de Artes Visuales. En el caso de piezas arqueológicas y paleontológicas, sólo se permiten préstamos para investigación y tienen que ser restituidas.

Otros antecedentes de robos de arte

En 2012, Interpol recuperó 19 obras de artistas como Benito Quinquela Martín, Marta Minujín, Raúl Soldi y Raquel Forner, que habían sido robados en una casa del barrio porteño de Villa del Parque. Cada uno de esos originales está valuado entre 15.000 y 300.000 dólares y fueron detectados en un depósito de las galerías Zurbarán.

En 2009 se robaron 84 obras de grandes artistas argentinos que formaban parte de un museo privado en Pular. Se recuperaron 77 cuadros valuados en 4.000.000 de dólares.

En 2008, una banda interceptó un camión en Carapachay que trasladaba obras de arte de Antonio Berni que iban a ser llevadas a la casa del hijo del artista.